miércoles, 4 de marzo de 2009

Buena suerte, chau, adiós.

Y lo analizé de pies a cabeza, lo sentí, me acordé del olor de su ropa, de el tono de su voz... de cada perfeccion y de cada imperfeccion, le pinté el cabello de negro y le puse su camisa rosa.
Le dije vamos a nadar y me dijo que vayamos a hablar.
Caminé la vereda escuchando el triste y negro sermón, sabiendo a lo que iba, diciendo que no nos ibamos a ver nunca más.
Le contesté que lo amaba, que no podía vivir sin él. Me contestó que me quitaron de sus manos, que ya no era de él, que busque otro papá.
Me dijo que era vieja para patinar, que francés no me servía, me dió lo que le pedí, me buscó de las casas de mis amigas. Pero ya no era de él, yo ya no era de él.
Me arrepentí de no haber bailado el vals con él en el jardín tal vez eso hubiera cambiado un poco la situación, o de ponerme la zapatilla cuando tomabamos danonino en la cama con mi hermana para no salir en esa foto con una sola zapatilla, vos dices que eso hubiera cambiado algo? También me arrepentí de no haberme quedado sentada más tiempo en sus piernas, ni ver todo el partido de quimsa con él.
Me arrepentí de no acordarme bien de los asados, ni de la vez que me dijo que los dos estabamos flacos y de no haberme reido más de sus bromas.
Lo tengo aquí pero no es mio y ya se va a ir...
Quiero decirle que se quede, que hagan con mamá "un pacto para vivir", pero no les interesa. No les interesa, no me preguntan, no me dejan opinar.
¿Acaso saben que siento? ¿O que ahora estoy llorando? No, no lo saben.

¿Que más hice? A! viajé de nuevo a Carlos Paz y paré en la casita para una familia, vi bailar a mi mamá y golpear a mi hermana, escuché reir a papá, escuche el cuidado que le daba mi mamá a mi hermana, sentí esa sensación de nuevo.
Después volví más atrás, sentí el golpe de mi cabeza contra las escaleras del Hotel de Mar del Plata, y escuché las pisadas de mi mamá por el piso de madera, y a mi papá corriendo por atrás.
Jugué con Cristel al tutti frutti y viví los asados con mil personas a los que asistiamos, sentí el olor de la carne y degusté el delicioso rojito que nadie me dejaba comer.
Vi a los cuatro dormidos en la misma cama y vi a papá dar un beso en la mejilla a mamá...

1 comentario: